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PUNTO DE VISTA

Un consejo: “Conoce al archivo”. ¿Cómo se puede conocer a una película? Viéndola; y en ocaciones, muchas veces. El vídeo doméstico que ha caído en nuestras manos parece tener vida propia. El montaje (si se puede decir) parece contar una historia en sí mismo. Esto formula una pregunta: “¿Vamos a alterarlo contando otra historia? o ¿Somos fieles a lo que hay?" Creo que lo que hemos logrado es una combinación entre las dos.

 

Como críticos “amateurs” del cine doméstico creemos que nos hemos encontrado barreras narrativas muy interesantes. ¿Hasta qué punto la voz de la misma película puede narrar lo que queremos? Confiamos en nuestra idea, pero debemos poner también medios externos al propio archivo para cumplir con nuestro objetivo.

 

“El montaje se caracteriza por ser un ejercicio de toma de decisiones discursivas que son fieles a una argumentación de finalidad subjetiva”. Es decir: “Lo que digo, para mí, tiene sentido porque…”. Es siempre un trabajo terapéutico tratar de entender cómo piensa una persona por medio de su película.

 

Sin duda nos hemos encontrado con lagunas narrativas, en especial, a la hora de explicar al personaje principal: una poeta luchando contra el cáncer. Necesitábamos un hilo de su argumento personal, el cual no teníamos.

Hay una lección que sobrevino con el transcurso de los visionados: “Intenta mirar con otros ojos”. Carlos, el esposo de la protagonista, siempre tiene la cámara. Él está en constante movimiento y en consecuencia decide los planos definitivos de la memoria de este viaje. Vemos cómo mira a su familia, sus amigos; y en particular, a su mujer. Hay una conexión muy íntima entre el “ojo” y el “objetivo”. El lenguaje empleado conduce al espectador hacia el corazón de esa familia. ¿Hasta qué punto decidimos enfocar lo que Carlos quiere mostrar? Hay que recordar: hasta dónde nuestros objetivos lo permitan.

 

Nuestra idea tiende a inclinarse por el ensayo; un pensamiento derivado de una protagonista doliente y con esperanza. Helena nos aclara su percepción sobre la vía del dolor. Una pregunta muy compleja y de difícil estructura para una película. En principio, el documental estaba destinado a ser una obra de tres actos. Cada acto tendría un tiempo y un espacio determinado enfocado a la visión de Helena. Esto era muy interesante. Pero, en este caso, las imágenes no eran dueñas del hilo narrativo. La voz de nuestra protagonista, encontrada en el enfoque de la cámara, no podía difuminarse en la banalidad.

 

Hay que encontrar un equilibrio entre lo que se quiere contar y lo que se debe mostrar.

 

Fernán Odio Fonseca - Director

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